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Responsabilidad Social
Taller de formación artística concluyó en Ciudad del Este
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21/11/2011

Dentro de un proceso de recuperación de la población infantil en situación de calle de Ciudad del Este, se realizó el 18 de noviembre, la clausura de los talleres desarrollados por el grupo Mbyaty Arandurã Odón Oviedo, en la parroquia Nuestra Señora de Caacupé del barrio 23 de Octubre.

El programa fue implementado por la Dirección Regional de la Secretaría Nacional de la Niñez y Adolescencia (SENNA), en el marco de su programa “Abrazo”, con el apoyo de Itaipu Binacional.

Para el acto de clausura se reunieron diferentes comunidades que disfrutaron de la exhibición de un video informativo sobre el desarrollo de los talleres, una muestra de las habilidades adquiridas por las niñas y niños y la representación de la obra teatral Yvu. Los menores y adolescentes indígenas se integraron con una presentación de danza y canto muy aplaudida por los presentes.

Asistieron a los talleres de Clown y teatro, niñas y niños que provienen de familias que viven del reciclado de basura y desechos del microcentro de Ciudad del Este. El teatro Yvu, plantea al agua como elemento vital para la vida, desde la perspectiva de la problemática de la pérdida de fuentes saludables y la falta de acceso a ella, por parte de la población más débil.

Nilo Mármol, director regional del SENNA, explicó que es la clausura de un pequeño proyecto organizado con la Fundación Odón Oviedo, que enfocó el aspecto cultural con los niños y niñas del programa Abrazo, que busca la disminución progresiva del trabajo infantil en las calles.

Explicó que es un programa financiado por Itaipu Binacional, el cual tiene en Ciudad del Este tres centros de albergue, uno en Presidente Franco y otro en Hernandarias.

“Se trabajó con las modalidades de teatro y clon con los niños y niñas, porque “creemos que dentro de cada niño y niña hay un pequeño gran artista que hay que sacar de adentro”, apuntó, al aclarar que con este proyecto se busca demostrar que los niños y niñas tienen mucha capacidad y que hay que impulsar su desarrollo y promoción.

Programa implica la disminución de la presencia en calle

De hecho, los programas que está desarrollando la Secretaría de la Niñez y Adolescencia, además del programa que se implementó mediante un convenio con la Itaipu Binacional, de atención a los pueblos originarios en situación de calle, permitieron una gran disminución de la problemática, según adelantó Nilo Mármol.

“Objetivamente hablando, habían muchos niños en los semáforos, siempre hay que hacer más, pero ha disminuido muchísimo”, expresó.

Anunció que los programas seguirán sin pausa y que próximamente buscarán reforzarlos, pues en la época de vacaciones aumenta el tiempo de ocio de los menores. En este sentido se impulsará el “Verano Solidario”, que es un programa cultural y deportivo, no solamente para los niños en situación de calle del microcentro, sino también de los asentamientos urbanos y rurales.

El trabajo con la modalidad de centro abierto es muy positivo, en la cual se atendía a los menores y adolescentes desde las seis de la mañana, según el director regional de la SENNA.

El mismo expresó un mensaje a la sociedad para adherirse a las iniciativas de inclusión social. “Admitamos la idea de que los niños son niños, descartemos nuestros preconceptos hacia los pueblos originarios”.

Agregó que el trabajo es en defensa de inalienables Derechos Humanos y a la vez riesgoso, porque se está restando clientes a grupos que se dedican a la explotación de menores, a la venta de estupefacientes y a la prostitución infantil. “Para esos somos enemigos y les estamos dando pelea”, adujo.

También resaltó que con el tiempo la población adulta de la comunidad indígena en situación de calle, está valorando el trabajo y que como demostración los integrantes del asentamiento Mbya Guaraní “Ybu Porá Rendá” del barrio La Blanca de Ciudad del Este, está dando respaldo al programa.

Significó que este trabajo debe ir acompañado de una gran política de producción y desarrollo, teniendo en cuenta que los indígenas dejaron sus comunidades de origen por el desasosiego que les produjo el monocultivo y el uso indiscriminado de agrotóxicos.

Señaló que desde la SENNA se tiene muy en cuenta y se respeta mucho la cultura aborigen, que por tal motivo se incluyó a los jóvenes educadores de pueblos originarios y se coordinan las actividades con las comunidades afectadas en la búsqueda de alternativas para su reinserción.

Fruto de un esfuerzo interinstitucional con apoyo de Itaipu

Por su parte, Eva Pereira, una de las responsables del programa de atención a pueblos originarios en situación de calle, explicó que este trabajo con niños, niñas y adolescentes, forma parte de un plan de emergencia que desafiaba mucho a las instituciones.

A partir de un esfuerzo interinstitucional y el apoyo de la Itaipu Binacional, se articuló el programa entre el Instituto Nacional del Indígena (INDI) la SENNA, la Secretaría de Emergencia Nacional y el apoyo del Gabinete Social de la Presidencia de la República, conforme a la explicación de Eva Pereira.

A partir de esta articulación se inició un trabajo en calle, dentro del proyecto de la SENNA, apoyado por Itaipu, con el fin de dar respuestas en el marco del plan de urgencia. Inicialmente se realizó un censo que abarcó a más de 160 personas que estaban alrededor de la terminal de ómnibus de Ciudad del Este, que deseaban retornar a sus comunidades de origen.

El trabajo se desarrolló con educadores indígenas, el mismo fue creciendo en el sentido de que actualmente ya se cuenta con el centro abierto que empezó hace dos meses y que está albergando a más de 160 niños que pasan diariamente por el lugar de acogida del barrio 23 de Octubre.

En este centro no solamente reciben alimentación y cuidado, sino también “son horas que se gana a la calle, donde los menores están sin consumir drogas y están protegidos, tienen refuerzo escolar, entre otras atenciones”, acotó Pereira.

“En este proceso estamos viendo que hay una gran necesidad de un albergue transitorio para readecuar los horarios, para que desde esta próxima semana se abra también el centro de noche”, adelantó. Esto teniendo en cuenta que las horas pico de consumo de drogas, explotación sexual y todo tipo de desprotección en calle se da a partir de las 18:00 y toda la noche, hasta la madrugada, según dijo.

Significó que los indígenas de calle vienen mayoritariamente de Caaguazú, de en medio de poblaciones que están muy afectadas por la soja y que prácticamente es el modelo de desarrollo el que les obliga a la expulsión de niños, adolescentes y familias enteras a la calle.

Resaltó la cooperación de las comunidades indígenas para la vinculación inicial con la población victima y que se está convocando a otras instituciones para una intervención más sistemática de la policía, la fiscalía, en un trabajo que no se puede realizar en forma aislada por una sola institución.

En este contexto el Ministerio de Salud es clave ante el riesgo que tiene la población en cuanto a enfermedades, de acuerdo a lo manifestado por Pereira.

Aclaró que los espacios y las actividades culturales a los que se les incluye a los aborígenes, es precisamente para que los mismos puedan ser visibles en la comunidad, con el fin de desinstalar la discriminación que existe naturalmente.

“Con el protagonismo artístico y la integración de la cultura guaraní en los espacios culturales se está demostrando que a pesar de que los menores y adolescentes viven en las calles, no pierden su cultura y que es una manera de que ellos se recuerden de su familia, de su comunidad y su identidad”, manifestó.

Reconocimiento y respeto a la cultura aborigen

Como señales de integración, respecto y valoración de la cultura de los pueblos originarios, fueron insertados jóvenes aborígenes dentro del plan de trabajo de este programa de la SENNA.

Cristóbal Galeano, educador indígena de calle, manifestó que se integró al proyecto por la causa de sus hermanos indígenas. Indicó que hace más de un año y medio que está incursionando en esta experiencia y que antes estaba trabajando en un proyecto en la SENNA en Asunción.

“Me gusta muchísimo trabajar con mis hermanos indígenas, ayudarles para que puedan salir adelante, no es una tarea muy fácil, tenemos que buscar estrategias, enfrentar riesgos, para cumplir con las metas”, expresó.

Recordó que hace cinco meses que está trabajando como educador indígena en Ciudad del Este y al respecto de la experiencia dijo que a veces el ánimo fluctúa teniendo en cuenta la grave situación de abandono de los niños principalmente y por la impotencia de no poder resolver muchas de sus necesidades.

Enfatizó que el programa surgió en la época de invierno, cuando los menores no contaban con abrigo ni alimentos, al aseverar que son tres los educadores indígenas de calle, los que están trabajando con los menores aborígenes que sobreviven en la vía pública de ciudad del Este.

Agregó que hoy en día están abarcando a un grupo de 50 niños y niñas por día, gestándose de esta manera un precedente positivo, ya que a partir de este programa 152 menores ya han regresado a sus comunidades de origen.

Cristóbal Galeano, comentó que actualmente los menores indígenas están disminuyendo su presencia en las calles y que trabajan en dos frentes: el centro abierto y en la vía pública.

“Vemos hoy día que en la calle hay menos consumo de drogas y alcohol, yo les ruego a las autoridades nacionales que puedan posibilitar mayor presupuesto para los hermanos indígenas, para poder mejorar sus condiciones de vida y este trabajo ya es un inicio positivo, para mí sacarles a los hermanos de la calle es muy importante”, finalizó Cristóbal Galeano.