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Indígenas Paí exponen su rica tradición
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24/07/2013

Vista del atardecer en el cerro Guazú o Paitá Verá” lugar sagrado de los Paî.

Los pueblos originarios Paî del Departamento de Amambay, abren su cultura, comparten sus conocimientos y compromiso de trabajo con Itaipu. Es con la finalidad de recuperar la memoria histórica y valoración de los patrimonios de petroglifos, hallados en sus territorios ancestrales, así como otros aspectos de vida de esta parcialidad.

Miguel Cardozo, técnico de Itaipu Binacional, encargado de los trabajos con los pueblos indígenas, explicó que los petroglifos del Amambay que se encuentran en los territorios del Pueblo Paî Tavyterã pueden ser estudiados y valorados desde la perspectiva de las artes plásticas, enfocando su análisis desde la estética de los ideogramas. En esto se analizan las técnicas aplicadas para su realización, estudiando las formas y características de los diseños allí presentes y pueden constituirse en estudio dentro del campo de la Historia del Arte Antiguo.

Miguel Cardozo.

Para los estudiosos de la Antropología es diferente, dentro de esta ciencia la perspectiva occidental se desdibuja, tomando énfasis el análisis de las distintas manifestaciones culturales que dan origen a las creaciones artísticas.

Para los Guaraníes de la familia de los Paî Tavyterã los petroglifos, “Ita jehai”, constituyen una especie de libro sagrado que revela toda la cosmovisión, antropogénesis y teología del Pueblo Paî Tavyterã.

“Los petroglifos custodiados por los Paî Tavyterã tienen una importante valoración para la arqueología, es todo un reto”, explicó.

Raras figuras en trozos de piedras y paredes de Yasuká Rendá.

El técnico de Itaipu destacó le trabajo que es realizado por un equipo de profesionales de la entidad. “Lo que a nosotros, como institución, nos interesa es destacar el trabajo de rescate de la memoria cultural de los pueblos Guaraníes. Con los registros fotográficos documentales pretendemos ofrecer a la comunidad educativa y científica muestras de los diversos petroglifos realizados por nuestros antepasados y que pueden ser objeto de interés, estudio y análisis de arqueólogos, antropólogos, historiadores y estudiosos del arte antiguo, como así mismo pueden ser difundidos por los medios de comunicación para destacar estas joyas de nuestro historia pre hispánica en Paraguay. Es un apoyo de la Itaipu a la Cultura y saber científico de los Guaraníes”, explicó.

Cabe mencionar, que de este emprendimiento participaron compañeros formados en arqueología, antropología y periodistas investigadores del DIE y por sobre todo, el acompañamiento de los nativos del Pueblo Paï Tavyerä, verdaderos depositarios del estas reliquias y los conocimientos que nos revelan datos únicos de los primeros pobladores de la Tierra Guaraní.

Constatan daño en patrimonio arqueológico

Cuevas con inscripciones en el cerro Akuá, expuestas a destrucciones continuas por animales y depredadores inconscientes.

Técnicos y arqueólogos de Itaipu, desde la División de Educación Ambiental, levantaron datos necesarios para proseguir los trabajos en el Amambay.

Los accesos a las comunidades indígenas Paî, están rodeadas por grandes estancias de propiedad extranjera, de caminos en mal estado y con horario restringido, según disposiciones de los capataces de las haciendas.

El lugar más complicado para llegar es Yasuká Rendá (mal escrito Yasuká Vendá en la mayoría de los textos) en donde se encuentran dos cuevas con artes rupestres, es territorio adjudicado a los Paî pero al acecho de cazadores furtivos, traficantes de rollo, agresores culturales y avivados, depredadores de toda laya como los buscadores de “plata yvyguy”, etc.

En las inmediaciones de Ita Guazú, el otro patrimonio arqueológico, está en una propiedad privada, el cerro Akuá, en donde el panorama es más patético aun; las cuevas con milenarios símbolos todavía no estudiados a cabalidad, pero estimado por arqueólogos en unos cinco mil años de antigüedad; en la actualidad alberga a vacas de la estancia y toda la otrora selva del lugar reducida a pasturas.

Las erosiones provocadas a falta de cobertura vegetal y las destrucciones ocasionadas por personas inconscientes que rayan o escriben sobre los petroglifos, fueron realidades que los profesionales de Itaipu constaron con los Paî. Los mismos claman una atención urgente al respecto.

Ángela Fernández.

Ángela Fernández, cuidadora de Yasuká Rendá, refirió que para su pueblo es de singular importancia el lugar porque según sus creencias fue el lugar donde se creó el mundo Paî y de todos los pueblos de la tierra indígena y blanca, por designio de los dioses. “Oré ramo´i ñepyrú ojasojahó hagué voí ko´ápe” ( nuestro lugar de la primera creación), relata conmovida al explicar cada paso de las relaciones que existían, según ellos con misteriosos seres que les dejó el lugar más hermoso y brilloso de la tierra, relatados en párrafo según se constata en sus cánticos ceremoniales. El lugar contaba con tierra fértil, abundante vegetación, con infinidad de frutas, aguas cristalinas y animales para la caza de subsistencia.

Doña Ángela relata, que no tenían más que pedir a Tupá, Karavié, Papa vusú y a todas las deidades sino dedicarles cánticos de agradecimiento y danzas sagradas como el “jeroky” “jerojy”y “ñembo´e” y la convivencia armónica con la naturaleza y los hombres.

Hoy sin embargo, refiere esta mujer de 76 años, que sufren muchas privaciones de alimentos y de salud por la perdida de territorios y la falta de atención de las instituciones encargadas de asistir a los indígenas.

Nelson Fernández, líder Paî, en los mismos términos, explicó que la tierra creció desde ese lugar, desde allí fue creado todo lo bueno para la humanidad el “yvy pyru'a”, pero del mismo modo a la medida de la destrucción provocada por el hombre, el lugar acogible se trasformaría en mba´e meguá rupá” (nido de todos los males) como el “Kai´u´y” “Pytá Jovai” “Jaguareté Avá” “ Pory” “Mboi Guasu” etc.

Nelson Fernández.

Explicó que a causa de la utilización de herbicidas y agroquímicos se mata a la propia especie de las plantas y los árboles necesitan suficiente para su reproducción. Se matan con los venenos la vida, la medicina y el alimento de animales y de los humanos.

Cabe destacar la capacidad agrícola de estos indígenas, pues conservan la mayor cantidad de especies de maíz nativa (avatí morotî, avatí pará, avatí kambá, tupí y otras variedades autóctonas), frutales y todo tipo de insumos como; mandioca, legumbres, batatas y otros rubros que necesitan su preservación. Entre todos los cultivos el maíz adquiere un carácter sagrado, incluso celebrada con una fiesta el “avatíkyry”.

Los Paî, relatan que existen seres a quienes vemos (incluida las plantas), otros a quienes solo oímos y otros que solo sabemos que existen. En la conjunción de creencias de estos aborígenes, es determinante la necesidad de respeto y cuidado a la naturaleza.

Afirman que cuando desaparezcan los montes del lugar, también ellos estarán condenados a desaparecer a través de terribles sufrimientos, como ocurre con sus hermanos Mbyá y Avá Guaraní de Caaguazú y Alto Paraná, "Así nos condenamos a nosotros mismos", aseguraron.