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Itaipu busca mejorar comunicación con becarios
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18/12/2010

Al menos unos cien jóvenes becarios de Itaipu del departamento de Itapúa, se reunieron este sábado 18 de diciembre en el polideportivo de la Universidad Nacional de Itapúa (Encarnación) en el marco del programa Próceres Solidarios, que lleva a cabo el Viceministerio de la Juventud, con el apoyo de la Unidad de Becas de la Entidad.

La Itaipu Binacional beneficia hoy a más de 6.500 estudiantes mediante convenios con 38 universidades de todo el país. En el periodo 2009-2010, se postularon más de 6.700 jóvenes y fueron adjudicadas ayudas para 2800.

Según estudios recientes del departamento que realiza el seguimiento a las becas, unos 800 jóvenes volvieron a perder estas ayudas por no poder cumplir con los requerimientos de promedio básico establecido.

La política de becas, en ese sentido, está siendo revisada por la Itaipu; por lo que el año que viene se mejorará el servicio mediante un nuevo reglamento para los postulantes del año entrente. La llamada para las postulaciones a las becas 2011 será llevado a cabo a mediados del mes de enero próximo.

El representante de la unidad de Becas de la Itaipu, Luis Quevedo, dio apertura a la jornada y explicó a los jóvenes la necesidad de una mejor comunicación que los beneficiarios deben buscar con los funcionarios de Itaipu.

“Hay varias situaciones, que se dan por falta de comunicación y vemos muchísimos inconvenientes cada vez que se presentan los informes de las universidades. Y ese es el motivo principal por lo que nosotros participamos en este encuentro, para darles el apoyo al Vice Ministerio de la Juventud y a la vez, para comunicarnos con ustedes y dialogar. Cada rato estamos viendo que se están perdiendo las becas, y eso nos preocupa. Primeramente, porque Itaipu invierte y es una inversión perdida; y por otro lado, la pérdida más grande es de los jóvenes, quienes a veces no sólo pierden sus becas sino sus estudios”, explicó Quevedo.

“Lo que pedimos es que mantengan una fluida comunicación con los funcionarios de la unidad de Becas de la Itaipu, hay 13 personas, 6 en Ciudad del Este y 7 en Asunción, para que los jóvenes puedan comunicarse y dejar sus inquietudes, comunicar sus problemas; de tal manera, a evaluar sus situaciones particulares y considerar a la hora de mantener o no la beca”, señaló.

El retorno social

Por su parte, Melina González, Directora de Educación del Vice Ministerio de la Juventud valoró el encuentro y se dirigió a los jóvenes explicando el concepto de retorno social. “Este es un espacio y una oportunidad de poder encontrarnos cara a cara, poder conocernos y por sobre todo, poder proyectar acciones concretas de qué podemos hacer como estudiantes universitarios, primeramente y después, como becarios de Itaipu; como personas que fuimos beneficiados y tenemos un compromiso mayor con el pueblo paraguayo y por la sociedad paraguaya, por esta oportunidad a través de estas becas. De alguna manera, tenemos que saber retribuir, con nuestros conocimientos, con nuestras teorías, llevándolo a la práctica con nuestras comunidades”, señaló.

El retorno social es un concepto que hoy en día se promueve a la hora de otorgar becas; como una forma de devolución de las inversiones que el país realiza en los jóvenes. El sentido del retorno social está intrínsecamente ligado al concepto de participación: es decir, los alumnos, deben buscar sus espacios de participación y promover espacios de participación para identificar problemas y posibles soluciones a los problemas locales que le afecta a su comunidad.

“Se debería mejorar el sistema de pago”

Elio Emanuel Romero López, es de Mayor Otaño, ubicado a unos 200 kilómetros de Encarnación. Estudia Ingeniería Civil en la Universidad Nacional de Itapúa en la capital del departamento, lo que implica estar lejos de la familia y procurar la adaptación a una ciudad distinta con un costo económico y cultural.

“La beca me sirve mucho, cubre todo mis gastos de la facultad; en ese sentido no tengo nada que decir; sin la beca, tal vez hubiera podido estudiar, pero sería mucho más difícil para mi familia”, comentó Elio. Al ser consultado sobre sus inquietudes sobre el sistema de becas, afirmó que el único inconveniente es que a veces la fecha de pago no coincide con el calendario de su universidad. “Tal vez el aspecto que podría mejorarse es la fecha de cobro, porque a veces se paga tarde y sí o sí la universidad no espera; entonces, se tiene que hacer préstamos o conseguir el dinero de otro lado”, señaló.

“Es una ayuda positiva”

Humberto Gonzalo Maciel es proveniente de de General Artigas, una ciudad ubicada a 72 kilómetros de la ciudad de Encarnación, dónde ha debido mudarse para poder estudiar la carrera de ingeniería civil en la UNI, Universidad Nacional de Itapua.

“Esta beca es una ayuda positiva, ya que mi familia es de escasos recursos; no digo que sería imposible hacerme estudiar, pero haría mucho más costoso y difícil mi mantención para mi familia; ya que la carrera en sí es cara y tengo muchos libros que tengo que comprar y tengo que disponer de una elevada cantidad de dinero al mes”, afirma Humberto. “Si bien la beca cubre todos los costos en la universidad, además tengo que pagar alquiler, luz, agua y comida y con esta carrera no se puede estudiar y trabajar al mismo tiempo”, señaló al tiempo de explicar que sus padres apuestan en su carrera.

“Que alcancen para más jóvenes”

Victor Lezcano estudia Agronomía en la Universidad Católica ubicada en Hohenau, cursa el 5to año y los cinco años ha sido becario de Itaipu. Es oriundo de Edelira 49 dónde existen aproximadamente 600 habitantes, de los cuáles pocos pueden estudiar ya que los establecimientos educativos están alejados de ese lugar. Sus padres, orgullosos acompañaron a Víctor hasta la reunión que tuvo lugar en Encarnación.

“Sin la beca, hubiera sido mucho más difícil para mí el estudio; me permite dedicar recursos a otros fines; no solamente la cuota y los derechos de exámenes son los costos que tiene la universidad, también existen otros costos que no ven, pero que existen como el pago del alquiler, la alimentación, los materiales de la facultad que corren por nuestra cuenta”, dice Víctor. “Conmigo, la beca estuvo muy bien hecho, en el sentido de que no tuve que realizar muchos trámites; cada año, con mi promedio se renueva inmediatamente el contrato”.

Al ser consultado sobre su sugerencia para el sistema de becas, señaló: “la única sugerencia que puedo hacer sobre las becas, es que le alcance a todos aquellos alumnos que tienen buen promedio y que son de escasos recursos”, expresó. Por su parte, su padre no escondió su orgullo y agradecimiento por la oportunidad que se le dio a su hijo.

“Es fundamental, porque tengo 10 hermanos”

Stella Silvero tiene 18 años y pretende estudiar Contabilidad en una universidad con sede en Coronel Bogado, Itapúa. Fue beneficiaria de la beca del 2010, pero cuando le adjudicaron la beca, ya era tarde para inscribirse. Realizó los procedimientos para que este año se le entregue su beca.

Es oriunda de una compañía de San Cosme y Damián; tiene 10 hermanos; de los cuáles sólo 4 tuvieron acceso a estudiar. Ella actualmente trabaja en una casa de familia en Coronel Bogado con la condición de que debe aprovechar su beca y tener permiso para ir a la universidad. “Para mí, esta beca es fundamental porque somos diez hermanos”, señaló.

“Trabajo de empleada doméstica para estudiar ingeniería”

Con 20 años, Zulma Gaona oriunda de Carlos Antonio López es un ejemplo lucha y de la necesidad de democratizar el acceso a la educación terciaria en nuestro país. “Somos 7 hermanos, mi papá se comprometió con nosotros hasta que terminemos la secundaria. Iba a ser necesario trabajar para estudiar.

Cuando terminé mi secundaria en Carlos Antonio López había sólo una universidad y además en otro distrito; era lejos y se complicaba por el camino; que cada vez que llovía no podía llegar desde mi casa”, cuenta Zulma. “La ayuda que yo recibo es importante para mí porque me cubre la facultad; aún así yo trabajo para pagar los otros gastos, soy empleada doméstica y trato de solventar con eso mi alquiler. Ahora paso al segundo curso de ingeniería agronómica”, cuenta.