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El marco referencial es la propuesta agroecológica
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24/11/2010

La comunidad Ava Guaraní “Tekoha Poty Puahu” de Curuguaty, asentada en una extensión de tierra de 2.400 hectáreas, recibió este miércoles 24 de noviembre, un importante cargamento de víveres, en el marco del Plan de Soberanía Alimentaria.

El Proyecto de Seguridad y Soberanía Alimentaria en comunidades indígenas y campesinas de los departamentos de Alto Paraná y Canindeyú, se lleva a cabo a través de un esfuerzo conjunto de la Itaipu Binacional, el Parque Tecnológico Itaipu (PTI), el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), a través del Viceministerio de Agricultura y Ganadería y el Instituto Nacional del Indígena (INDI).

Santiago Benítez Recalde, cacique de la comunidad, indicó que las familias del lugar se hallan más motivadas a partir de la entrega de semillas ya concretada en la primera etapa, porque las mismas ya están teniendo sus primeros brotes. Señaló que la comunidad siempre ha apostado por la organización y que este soporte les servirá para un mayor fortalecimiento comunitario.

Por su parte, Emiliano Barrios, técnico agrónomo de la Escuela Agroecológica “Mbaekatu”, de Corpus Christi donde estudian los jóvenes indígenas de la comunidad, habló de la gran expectativa de acompañar este proceso. Mencionó que a través de una media beca y con mucho esfuerzo de su parte, pudo estudiar en Argentina la carrera de Técnico Superior en Agroecología.

En esta comunidad se iniciará próximamente un plan de enriquecimiento del bosque nativo, de tal manera a que las comunidades tengan disponibilidad de frutas nativas, exóticas, como mangos injertados, dentro del Plan de Soberanía y Seguridad Alimentaria.

Capacitación

Según explicó el gerente del proyecto, el ingeniero Arnulfo Fretes, se iniciará un proceso de capacitación en las comunidades, que se desarrollará desde la próxima semana con la producción de más de 10. 000 mangos injertados en un trabajo conjunto de los técnicos y las familias beneficiarias.

“Con el injerto se tarda mucho menos tiempo para obtener las frutas, pues un árbol que suele fructificar en ocho años y medio, fructifica en dos años y se componen a su vez de materiales genéticos de muy buena calidad”.

El mismo indicó que la sustentabilidad se logra en muchos puntos del Plan de Soberanía y Seguridad Alimentaria, como por ejemplo en el uso del agua, suelo y bosque, en que se contempla una serie de recuperaciones como el caso de los frutales nativos que van a ser recompuestos dentro en lo sustancial y lo general.

La intervención es en todo el ecosistema comunitario indígena y la revaloración del bosque es como un elemento principal y fundamental dentro de la propuesta técnica, conforme explicó.

El rescate del bosque se configura como el inicio del proceso de recomposición de ese tejido cultural y social que dará como resultado una mayor disponibilidad de alimentos, un manejo sostenible de los recursos naturales y sobre todo la participación de la comunidad.

El gerente anunció que en este contexto se harán actividades con los niños, las mujeres, gente de la tercera edad. Así se “apuntará al crecimiento de sus propias organizaciones y los problemas que surjan tendrán un tratamiento positivo para que este proceso solidario de cambio social que se apoya y se auspicia desde Itaipu, con la coordinación de los organismos oficiales tenga como resultado el bienestar de la gente”, enfatizó.

El marco referencial es la propuesta agroecológica que no discute la cultura indígena, se sustenta en la cultura indígena para hacer un procedimiento técnico de recuperación de los recursos naturales y los conocimientos ancestrales.

Son 3. 046 familias, de 47 comunidades del departamento de Canindeyú, las que forman parte del Plan. La mayor población indígena está concentrada en este departamento, por lo que de hecho se está insistiendo bastante en que todo lo que se plantea dentro del proyecto, con el mandato de la Dirección de Itaipu, que se cumpla tal cual, que todo lo que se haga sea absolutamente transparente y que sea discutido con la gente, según explicó el ingeniero Fretes.

“Yo creo que es el camino que nos va a llevar a establecer mecanismos más eficientes de implementación de proyectos y es también un proceso educativo, a través del diálogo en el discenso, pero construyendo una forma de relacionarnos”, expresó.

“Motivar a la gente a construir su propio modelo”

Arnulfo Fretes, también expresó que la soberanía alimentaria es un esfuerzo interinstitucional donde cuatro entes se han reunido para poder establecer un mecanismo de trabajo conjunto. Es para llevar adelante todo lo concerniente a política social y apoyo a las comunidades que están en necesidad de liderar estrategias de procesos solidarios de cambio social, según explicó.

Indicó además que está permitiendo que el equipo técnico conformado para el proyecto pueda establecer un mecanismo de trabajo con las comunidades. En lo específico, en las comunidades indígenas, lo que se busca es una alta participación de las mismas de tal manera a que los proyectos estén siempre de acuerdo con los actores sociales, teniendo en cuenta el amplio territorio que ocupan las 76 comunidades que están siendo apoyadas, de acuerdo a lo que informó.

“Interpretamos que seguridad alimentaria comprende mucho más allá que la disponibilidad de alimentos. La provisión de víveres es nada más que un apoyo puntual dentro de todo lo que se establece en el plan de trabajo como así también el aporte de semillas para siembra de autoconsumo, herramientas y semillas hortícolas”.

Expresó además que, “lo que queremos es realmente el protagonismo de la gente, nosotros como técnicos vamos a acompañar, vamos a instruir en lo que sabemos de nuestra ciencia, pero al final lo que queremos como resultado es que las comunidades vayan construyendo su propio modelo de desarrollo”.

En lo tecnológico se plantea todo lo que está dentro del ámbito de la agroecología, la producción de alimentos sanos, la recuperación de los suelos, del bosque, del agua y todo esto dentro del contexto de profundo respeto a la cultura indígena.

“Partimos de la base de que cualquier propuesta que venga a agredir la propia cultura indígena, es una propuesta que no va a funcionar por el hecho de que se van a contradecir, por lo que estamos teniendo mucho cuidado en el sentido de plantear y discutir todas las opciones de mejoramiento de ese entorno natural en base al respeto a la cultura de los pueblos originarios”, señaló el técnico.

Señaló que han hecho un relevamiento muy importante, como información de base, que se ha hablado reiteradamente con los caciques y con los líderes de todas las asociaciones que están establecidas y que el mecanismo está siendo ajustado.

Mencionó que el proceso de diálogo siempre tiene sus cuestiones puntuales respecto a las coincidencias y las disidencias pero sin embargo es muy enriquecedor en todo sentido, tanto del punto de vista técnico como social, “porque seguridad alimentaria apunta a ese deseo que tenemos todos de mejorar la calidad de vida de los compatriotas y en ese sentido la Itaipu Binacional está dando una respuesta positiva en esta gestión de procesos solidarios de cambio social”.

“Jóvenes indígenas participan del proyecto”

Se han embarcado una serie de actividades coadyuvando en el esfuerzo de las instituciones del Estado para poder avanzar en el desarrollo del país. Esta nueva temática de la participación se da en la práctica, por ejemplo en el caso de los técnicos se ha optado por contratar a los bachilleres técnicos agropecuarios indígenas que viven en las comunidades.

“Desde el punto de vista de implementación de los proyectos es altamente positivo porque los jóvenes indígenas tendrán la oportunidad de avanzar en el conocimiento de todo lo que hace referencia a la producción y la recuperación del entorno natural”, explicó Miguel Angel Cardozo, coordinador del proyecto en el área indígena.

El PTI ha creado una administración especial para el proyecto, todo lo que se va adquiriendo es a conformidad de los mismos. El proceso de compras es absolutamente transparente, según manifestó.

Expresó también que sus expectativas son buenas con respecto a los resultados porque cuentan con el apoyo de los líderes de las comunidades. “Aunque existen algunas dificultades que tienen que ver con el tiempo o el proceso administrativo y por el factor climático se retrasan a veces las entregas en algunas comunidades, pero pese a todo se está avanzando con la ayuda de la gente”, finalizó.