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Plan impulsa productividad para autoconsumo familiar
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19/01/2011

En una reunión de planificación con la Mesa de Coordinación y Articulación Campesina sobre el Plan Operativo Anual, llevada a cabo en la Central de Itaipu en Hernandarias, este martes 18 de enero, se analizó los principales aspectos del proyecto de soberanía alimentaria.

   

   

Este emprendimiento desarrollado por la Itaipu Binacional en forma conjunta con la Fundación Parque Tecnológico Itaipu (FPTI) y otras instituciones del Estado,  tiene la particularidad de una ejecución participativa con las propias organizaciones locales.

   

Las etapas cumplidas dentro de este proyecto son la distribución de víveres a las comunidades indígenas, que ha sido un paliativo en momentos de mucha necesidad, así también la distribución de semillas para cultivos de autoconsumo, la distribución de herramientas y el actual seguimiento técnico.

   

Al hablar de avance del mismo, en primer lugar,  resaltó la consolidación de un plan operativo anual que incluye todo lo que hace referencia al tema de producción en comunidades indígenas y campesinas.

   

Participaron líderes de las diferentes organizaciones campesinas de las 50 comunidades que forman parte del plan, que abarca a las poblaciones de Alto Paraná y Canindeyú. Son 76 comunidades indígenas y 50 organizaciones campesinas, distribuidas en los dos departamentos, según destacó Arnulfo Fretes, gerente del proyecto.

   

“Estos cultivos de autoconsumo tienen un excelente desarrollo, ya que se está haciendo un seguimiento técnico, que implica una expectativa de producción muy buena. En realidad las familias podrán disponer de una mayor cantidad de alimentos de consumo, que es uno de los objetivos del proyecto”, explicó Fretes.

    

“Pero más allá de ello, hay todo un proceso solidario de cambio social que se fundamenta principalmente en la participación de las familias, de las organizaciones locales en la toma de decisiones sobre las cuestiones que hacen referencia al desarrollo de la comunidad”, aseveró.

   

También recalcó que eso implica un permanente diálogo, largas discusiones sobre cuestiones que hacen a la problemática de la convivencia comunitaria, que muchas veces es fuertemente golpeada por una serie de situaciones desfavorables, como el caso concreto de la producción.

   

“Lo que estamos buscando desde el proyecto es que se consolide ese proceso de solidaridad entre los miembros de la comunidad, basado en la aplicación de tecnologías apropiadas en lo productivo, para que de esa manera haya mayor disponibilidad de alimentos en todas las comunidades”, expresó el gerente.

   

Multiplicar los frutales
Una de las iniciativas es la producción de mangos injertados, de esta manera, las comunidades indígenas quedarán con la capacidad instalada para producir sus propios injertos, de acuerdo a lo manifestado por Arnulfo Fretes.

   

  

“Se están capacitando en esta área 100 técnicos, distribuidos en 76 comunidades indígenas, lo que permitirá una mejor disponibilidad de frutas para las familias, y de muy buena calidad”, acotó.

   

Anunció asimismo que se desarrollarán también  otros tipos de injertos de cítricos, como naranjas de variedades tempraneras y tardías,  que posibilitarán la adquisición de alimentos por un mayor periodo de tiempo en las comunidades, lo cual beneficiará principalmente a los niños para mejorar la nutrición.

   

Desempeño de los técnicos indígenas
Los técnicos indígenas contratados se están desempeñando generalmente bien y están insertos en un proceso de capacitación, entre quienes se destacan los bachilleres técnicos agropecuarios del sector indígena, que están trabajando en las comunidades, conforme a lo asegurado por Arnulfo Fretes.

   

  

“Aunque surgen dificultades en algunos casos, de relaciones humanas, sin embargo, el diálogo se fortalece por el permanente nexo entre los técnicos superiores del proyecto y los técnicos indígenas que son acompañados periódicamente para que puedan cumplir bien con su tarea en las comunidades”, manifestó.

    

“Nuestra misión es justamente fortalecer esta mano de obra técnica local para que los profesionales agropecuarios puedan seguir trabajando en sus comunidades con mayor eficiencia. Lo que se evidencia es el gran interés de la gente de establecer su propio modelo de desarrollo y sobre todo ahora, que Itaipu plantea un proceso de cambio que tiene que ver con la participación de la gente”, destacó.

    

Itaipu abre un camino de autogestión comunitaria
También mencionó que “no es solamente ir a llevar las semillas o las herramientas, sino acompañar todo el proceso de cambio social que haga posible que las propias comunidades sean más autónomas, que nos apartemos de ese concepto asistencialista que tanto daño ha hecho durante largo tiempo”.

   

“Si bien la ayuda es importante, vale mucho acompañar el proceso de consolidación de las comunidades y la autogestión que tiene que ver en las discusiones que hay sobre intereses propios de cada grupo que es inevitable”, aclaró.

    

“Pero sí,  es muy importante el proceso que el área de Responsabilidad Social de Itaipu está abriendo, un camino de autogestión de las comunidades que a mediano y largo plazo darán sus resultados” aseguró Arnulfo Fretes.

   

Mencionó además que esos resultados esperados son la posibilidad de una mayor producción de alimentos a nivel familiar, la consolidación de la estructura organizativa local que permita a las comunidades autogestionarse y relacionarse con  las otras instituciones como el Ministerio de Agricultura o el INDI.