Con el lema: Agua y Desarrollo Sostenible, el mundo conmemora este domingo 22, el Día Mundial del Agua. Es una iniciativa de la Organización de Naciones Unidas, cuya asamblea declaró, en 1993, esa fecha para recordar a la humanidad de la importancia vital de este bien natural para producir energía, alimentos y construir un planeta sustentable.

El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, resume en su mensaje el valor de esta fecha: «Para eliminar los múltiples problemas relacionados con el agua, debemos trabajar con un espíritu de cooperación urgente, con mente abierta a las nuevas ideas y la innovación, y dispuestos a compartir las soluciones que todos necesitamos para un futuro sostenible.»

Itaipu Binacional celebra esta fecha con especial valoración porque el agua es su principal fuente de energía que ya le permitió producir más de 2.2 millones de MwH desde 1984.

Para el Director de Coordinación Ejecutivo, Ing. Pedro Domaniczky, esta conmemoración nos da la posibilidad de reflexionar sobre el agua. “Un recurso vulnerable y finito que constituye una fuente de vida y la transcendencia que tiene, tanto para el hombre como para la naturaleza, como un elemento vital”.

Pedro Domaniczky.

Recordó que para la Itaipu Binacional es un factor transversal “para los distintos ejes que estamos desarrollando, sea para la generación de energía, para la vida y el desarrollo”.

Para la generación de energía es la materia prima, refirió, “por eso lo atendemos con mucho cariño, desde la surgencia superficial, a través de bosques, nacientes, de las márgenes de los arroyos”.

El Ing. Domaniczky destacó la capacidad de recuperación del embalse “es una unidad que tiene una tasa de reposición bastante corta, en 28 días se renueva hasta la última gota de los 29 billones de m3 de agua que tiene el embalse”. Precisó que esto permite mantener agua de buena calidad, siempre y cuando se reciba, de aguas arriba, en condiciones similares.

Aclaró igualmente que es muy importante las acciones de preservación, responsabilidad no solo de la entidad sino de toda la comunidad que habita la cuenca.

En cuanto a la tarea de la entidad, señaló que se realiza un monitoreo permanente de la calidad de agua en el embalse y en los afluentes, “trabajamos en forma articulada con las distintas instituciones gubernamentales y las organizaciones locales, desarrollamos programas asociadas a la preservación y a la conservación de la biodiversidad, que se constituyen en un regulador térmico, para preservar la calidad de agua que decantan al embalse”.

Agua y bosque

El DCE precisó además que existe un vínculo vital entre el agua y los bosques. Mencionó que el 90 por ciento de las reservas y refugios están en Margen Derecha, así como las áreas protegidas, “eso implica, aparte de mayor responsabilidad, una contribución con mejor calidad de recurso para el embalse”.

Añadió que esas áreas se deben preservar, mantener y desarrollar acciones en las zonas periféricas y en la cuenca en sí. En ese sentido también se solicita la cooperación de las poblaciones que habitan la cuenca, para coordinar tareas de preservación de las nacientes, de los recursos hídricos y para adoptar métodos, ambientalmente correcto, para el fomento del desarrollo, sea en la producción agrícola, como en el manejo de la basura.

Citó como ejemplo la granja San Bernardo que, en vez de contaminar con efluente masivo de cerdos, está realizando una acción con un valor agregado diferenciado, “en vez de contaminar, aprovecha el residuo para generar energía y fabricar abono verde, es decir se minimiza la contaminación y maximiza el aprovechamiento energético y de nutrientes para enriquecer el cultivo y mejorar la productividad, para una mejor calidad de vida.

Resaltó el reconocimiento internacional por estas tareas que desempeña la entidad, que se manifiestan en los premios que recibe, como el otorgado recientemente en España a Itaipu Binacional, como líder mundial en sustentabilidad ambiental en emprendimiento hidroeléctrico.

Finalmente recordó que la entidad está desarrollando una nueva modalidad para la restauración de los bosques y los corredores biológicos, con especies nativas y frutales, para la alimentación de las aves y animales diversos que habitan esos corredores.