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Institucional
Camino al paraíso
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19/02/2011

La reserva biológica Itabó tiene su acceso sobre la supercarretera de Itaipu, a 74 kilómetros de Ciudad del Este, departamento de Alto Paraná. En sus 17.879 hectáreas, dispone de numerosas especies animales y diferentes tipos de vegetación. Cuenta con la infraestructura necesaria para realizar actividades recreativas, así como estudios técnicos o científicos.

Uno de los sitios que no se puede dejar de visitar durante la estadía en la represa es la reserva Biológica Itabó. Cuenta con servicios de información, guías y senderos autoguiados en los que el turista puede ir solo, acompañado de un folleto en el que se indica claramente la historia del circuito establecido.

Asimismo, se puede disfrutar de los más espléndidos paisajes desde alguno de los miradores panorámicos y emprender largas caminatas en un sendero de aproximadamente 1.490 metros.

Las investigaciones biológicas realizadas desde el inicio de su implantación -y que continúan hasta el presente- indican que actualmente encuentran abrigo seguro numerosas especies animales en variados ecosistemas. Hasta el momento se han clasificado 45 especies de mamíferos, 310 especies de aves, 22 especies de reptiles y 44 especies de peces.

En realidad, la mayoría de los animales silvestres temen a las multitudes, lo que significa que no existe mayor riesgo si se actúa con las precauciones recomendadas por los guardias.

Posee la infraestructura necesaria para realizar actividades recreativas, estudios técnicos y/o científicos. Tiene tres frentes principales: la investigación florifaunística, el mantenimiento general de las instalaciones y la protección contra la depredación de la fauna y la flora de la zona. Esta tarea se realiza en forma conjunta con los guardias forestales del Ministerio de Agricultura y Ganadería.

La reserva está dividida en varias zonas:

Zona de uso especial, donde está asentada la administración.
Zona de uso intensivo, donde están asentados los campos de deportes, recreación y camping.
Zona de uso extensivo, donde se tienen los senderos interpretativos y los caminos internos.
Zona primitiva, en la que sólo se permite la entrada a personas con fines de estudio.
Zona intangible, similar a la anterior porque sólo se permite la entrada a personas con fines de investigación.

     
 
   
  La reserva biológica Itabó lleva el nombre de un arroyo tributario del río Paraná, que corría entre piedras que se abrían cada vez más con el paso del agua (etimológicamente, itá piedra; bo: abrir).