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Responsabilidad Social
Barrio San Francisco sigue recibiendo a más familias
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13/12/2017

Toda mudanza, con el paso del tiempo, se convierte en una historia que contar, como la de las familias que siguen llegando al Barrio San Francisco. Hoy es el segundo día del “operativo mudanza”, y de mucha alegría, tanto para los que conocieron su nueva vivienda, como para los que ya amanecieron en sus confortables hogares.

En zona Refugio (al costado de la Costanera Sur) varios camiones de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN), de las Fuerzas Armadas, del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), y de la ITAIPU, prestan servicio en el segundo día de mudanza. Las familias, desde tempranas horas, se sentían ansiosas por conocer sus nuevos hogares. Quedarán atrás sus humildes casas e iniciarán una vida renovada, en el nuevo modelo de ciudad.

Historias llenas esperanza forman parte de este gran emprendimiento social, encarado por el Gobierno nacional, a través de la ITAIPU Binacional. Encontramos a Cristina González (28), madre de cuatro hijos, con la mirada firme; con ganas de empacar sus cosas; confiada de no volver, nunca más, a vivir en condiciones precarias.

Felicidad sin límite

Cierta ansiedad se reflejaba en su rostro y en la de sus hijos; subieron al bus que transportaba a las familias; mientras, los camiones que transportaban las pertenencias iban tras ellos, a marcha regular. Al llegar al Barrio San Francisco, el rostro de doña Cristina se iluminó.

Los jóvenes voluntarios ayudaron a la joven madre a bajar sus escasos enseres; mientras, doña Cristina, no paraba de reír de felicidad. Con una frase que le nació del alma, expresó: “¡Bienvenidos a mi casa!”. Y así empieza su nueva vida, al lado de sus hijos.

 

Sin su perro, no

Lorena Duarte, cuidacoches, tenía el rostro alegre, particularmente porque su perrita “Manchas” iba a ir con ella a su nuevo hogar. “Sin ella no me quería mudar. Menos mal me permitieron llevar una mascota”, manifestó.

Bajo techo seguro

Doña Irene Flor Domínguez, la abuelita de 70 años, se convirtió en la protagonista del Barrio San Francisco. Toda su vida vivió en condiciones muy precarias, desde ayer (12 de diciembre) pudo dormir tranquila en su nuevo hogar. Pasaron muchos años para que doña Irene pueda acceder a una vivienda digna, y a una mejor calidad de vida.

Ahora, ella y su marido disfrutan de su departamento, en planta baja, y con accesorios inclusivos, acorde a las necesidades de la tercera edad. Ya tomaron un rico tereré en el balcón. “Todavía creo que es un sueño. Cuando el Presidente me abrazó, yo recé por él, porque hizo una obra muy grande. Porque mediante su Gobierno tengo casa propia. No podía luego creer que él me abrazó”, contó doña Irene.

Una de las primeras cosas que hizo la simpática abuelita es limpiar su casa; repasó el piso y ordenó sus cosas. “En mi casita de madera no podía hacer eso. Siempre parecía que estaba sucio, porque no teníamos piso, todo era arena”, comentó.

Misceláneas: mudanza y llegada

Durante el “operativo mudanza” se observa la carga, en los camiones, de las pocas pertenencias de las familias; como camas, sofás, butacas, sillas de madera, colchones, y otros enseres; algunos muy dañados, pero que son tratados con el debido cuidado.

El paso de los camiones desde la Costanera hasta el Barrio San Francisco, en Zeballos Cué, despierta la curiosidad de más de una persona, y una gran mayoría exclama la tradicional frase, “Mudanza, para mí la suerte”.

Ya en el barrio, las familias empezaron a bajar y a desempacar sus cosas, para llevarlas a sus nuevas viviendas. Los niños, alborozados, corrían a sus anchas exclamando, “¡Ahí está mi casa!”.